A través de expresiones artísticas, los participantes fortalecieron los lazos familiares y comunitarios, reconociendo las emociones como parte esencial del desarrollo integral, la convivencia pacífica y la construcción de entornos protectores.
El recorrido, que reunió a cerca de 40 familias y 120 niñas, niños y adolescentes, en un ambiente alegre, participativo y reflexivo, inició en las instalaciones de la Casa Atrapasueños, estuvo acompañado de la dinámica «El eco de las emociones», actividad en la que las niñas y niños elaboraron máscaras con materiales reciclados para representar la diversidad de estas. Durante la caminata por las calles principales del barrio, compartieron mensajes de autocuidado y entonaron el lema principal de la jornada: «¡Cuidar mi mente es quererme!».
Luego tuvo lugar una emotiva velatón alusiva a la salud mental, en la que los participantes colgaron sus máscaras en una galería colectiva de emociones, como símbolo de reflexión y compromiso con el bienestar emocional.
Durante el cierre, la experiencia «El cucharón que escucha» permitió a niños y adolescentes convertirse en reporteros, entrevistando a sus compañeros sobre temas como la felicidad, las preocupaciones y la importancia de ser escuchados. El mensaje final, construido de manera colectiva, resumió el espíritu de la jornada: escuchar también es cuidar.
«Me gustó marchar con mis amigos y mostrar las máscaras porque enseñan cómo nos sentimos», contó Yuliana, de 10 años. «Lo que más me llamó la atención fueron los carteles con frases de amor propio y respeto», agregó Carlos, de 14 años.
Con esta iniciativa, Bienestar Nariño reafirma su compromiso con la promoción de la salud mental como un pilar del bienestar integral y la construcción de entornos protectores para la niñez y la adolescencia.