Un reencuentro que devuelve la esperanza en Norte de Santander
En medio de lágrimas, sonrisas y abrazos infinitos, Mía, una niña venezolana de 4 años volvió a sentir el calor del hogar en los brazos de su abuelita. Fue un reencuentro lleno de emoción en el departamento de Norte de Santander, donde el Bienestar Familiar acompañó una nueva reunificación familiar, reafirmando su compromiso con la protección y el restablecimiento de los derechos de las niñas y los niños migrantes.
Mía había estado separada de su familia durante varios meses mientras se adelantaban los procesos de verificación, acompañamiento psicosocial y articulación institucional necesarios para garantizar su bienestar. Gracias al trabajo conjunto entre el Bienestar Familiar, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), Redprodepaz, la Agencia Presidencial de Cooperación Internacional de Colombia (APC-Colombia) y autoridades del vecino país, se logró que la niña regresara con su familia en condiciones seguras, acompañada de un equipo interdisciplinario que veló por su protección en cada paso del proceso.
«El reencuentro de Mía con su abuelita es una muestra de que cuando las instituciones, las familias y la comunidad se unen, los derechos de la niñez se hacen realidad. Este tipo de historias nos recuerdan por qué cada esfuerzo vale la pena», destacó la subdirectora general del Bienestar Familiar, Adriana Velásquez Lasprilla.
El momento del abrazo entre ambas quedó grabado en la memoria de todos los presentes. La abuelita, con lágrimas en los ojos, expresó su gratitud al equipo que hizo posible el regreso de su nieta. «Gracias por cuidarla y por traerla de vuelta. Ella es mi vida», dijo mientras sostenía a Mía entre sus brazos.
Con esta reunificación, continuamos fortaleciendo la labor en el marco de las acciones humanitarias y de protección que buscan garantizar que ningún niño o niña crezca lejos del amor y el cuidado de su familia, especialmente en contextos de movilidad humana.
Porque cada reencuentro como el de Mía nos recuerda que la protección es un compromiso compartido y que la familia sigue siendo el primer lugar donde florecen los derechos de la niñez.






















