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Educación inicial sin fronteras, una vocación que transforma

Bogotá, D. C.
Jueves 12 de Mayo de 2022 - 03:04 PM
Educación inicial sin fronteras, una vocación que transforma
En el municipio de Villa del Rosario (Norte de Santander), más específicamente en el corregimiento La Parada, en la frontera con Venezuela, donde transitan diariamente migrantes, viajeros y trocheros, la mayoría de escasos recursos, y quienes viven del rebusque y de los negocios informales, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) marca la diferencia por brindar atención integral a los niños y niñas migrantes entre 6 meses y 5 años de edad, en un lugar que se ha convertido en el refugio de los más pequeños.
 
Se trata del Centro de Desarrollo Infantil (CDI) Mi Vecino Protector y su proyecto Educación Inicial sin Fronteras, que gracias a la innovación en el servicio e incidencia en la comunidad migrante, fue galardonada por el ICBF, entre 25 experiencias que llegaron a Bogotá al encuentro “Experiencias de Primera” para mostrarle al país cómo se trabaja día a día para transformar las realidades y el futuro de estas familias.  

En este CDI, operado por la Corporación de Profesionales  para el Desarrollo Integral Comunitario (Corpodrinco), diariamente llegan 284 niños y niñas, hijos de personas habitantes de calle y trocheros, que buscan, a través de los servicios del ICBF, brindarles a sus hijos las posibilidades que ellos, por su condición, no pueden darle: un baño diario, cambio de ropa, alimentación ajustada para cada edad y, sobre todo el cariño y la vocación de las agentes educativas que los reciben con el mismo cariño con el que se cría a un hijo.

Para Diana Gómez, coordinadora del CDI Mi Vecino Protector, el aumento de beneficiarios es el impacto más grande “los niños son migrantes, la mayoría hijos de madres y padres solteros, habitantes de calle y trocheros; para trabajar en estas jornadas se debe tener mucha vocación, entrega y dedicación, porque al ser niños en condición de calle debemos atenderlos con mayor cuidado, apenas los recibimos los pasamos a bañar, a procesos de limpieza y luego reciben todo el acompañamiento de las jornadas y la alimentación”. 

Diana también cuenta que a través de donaciones de la comunidad, jornadas de recolección y al correr la voz entre los vecinos y conocidos, han logrado ofrecer ropa, zapatos y elementos que los niños puedan necesitar.

Este no ha sido un trabajo fácil, pues este CDI inicialmente contaba con 60 niños, pero junto al ICBF en Norte de Santander se gestionó todo lo necesario para aumentar la cobertura bajo un modelo de atención flexible y adaptado para primera infancia migrante, es decir un incremento del 373% en la cobertura.

Para lograr este impacto, el cambio más significativo fue la flexibilización del servicio, con dos horarios de atención que inician desde las 6:30 de la mañana hasta las 3 de la tarde, y un segundo turno de 3 de la tarde hasta las 9 de la noche, además de la capacitación del talento humano y su capacidad de conexión con la comunidad que les ha permitido llegar cada vez a más niños.
Instituto Colombiano de Bienestar Familiar - ICBF Comunicaciones

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