En relación con la construcción de normas, la psicóloga, consultora, investigadora y docente Leonor Isaza Merchán plantea algunas características para el establecimiento de normas dentro de la familia que contribuyen al desarrollo de relaciones democráticas. En Mis Manos Te Enseñan queremos compartir estas reflexiones con ustedes.
Es importante conocer el sentido de las normas
Además de facilitar la vida y la convivencia en la familia, las normas ayudan a los niños, las niñas y los adolescentes a desarrollar hábitos que les permitan ganar autonomía, respetar a las demás personas, adquirir actitudes de colaboración y desarrollar seguridad sobre lo que esperan los adultos de ellos o ellas. La claridad que tengan los adultos sobre el sentido de las normas familiares permitirá que estas no tengan una función coercitiva y de dominio, ni un interés de mantener tradiciones poco democráticas como, por ejemplo, el respeto a los adultos por parte de niños, niñas y adolescentes en vez del respeto entre todas las personas.
Las normas son para todos
Las normas de la familia deben estar dirigidas tanto para los adultos como para los niños, las niñas y los adolescentes. El ejemplo de su cumplimiento por parte de padres, madres y cuidadores incentiva que hijos e hijas las reconozcan y apropien, incorporándolas como parte de las pautas para relacionarse con las personas de la familia y de los entornos en los que desarrollan su vida diaria.
¡Porque sí! no puede ser la razón de las normas
Los hijos e hijas deben apropiar e interiorizar el sentido de las normas y su razón de ser, evitando su asociación con la imposición de los adultos. Pueden ser construidas de manera acordada y concertada entre todos los integrantes de la familia, con la participación de los niños, las niñas y los adolescentes en la medida del desarrollo de sus capacidades, teniendo en cuenta que es importante llegar a acuerdos sin que ello signifique que impondrán su parecer, sino que se tienen en cuenta los aportes de todos y se aprende a llegar a consensos.
Las normas deben construirse desde el afecto y el interés común
La función de las normas no es facilitar la vida del adulto ni imponer un orden y control autoritarios, sino fomentar una sana convivencia; razón por la que deben construirse en un ambiente de afecto e interés por los niños, las niñas y los adolescentes, para facilitar su aceptación, apropiación y estimular su adecuado desarrollo.
Es importante conocer el sentido de las normas
Además de facilitar la vida y la convivencia en la familia, las normas ayudan a los niños, las niñas y los adolescentes a desarrollar hábitos que les permitan ganar autonomía, respetar a las demás personas, adquirir actitudes de colaboración y desarrollar seguridad sobre lo que esperan los adultos de ellos o ellas. La claridad que tengan los adultos sobre el sentido de las normas familiares permitirá que estas no tengan una función coercitiva y de dominio, ni un interés de mantener tradiciones poco democráticas como, por ejemplo, el respeto a los adultos por parte de niños, niñas y adolescentes en vez del respeto entre todas las personas.
Las normas son para todos
Las normas de la familia deben estar dirigidas tanto para los adultos como para los niños, las niñas y los adolescentes. El ejemplo de su cumplimiento por parte de padres, madres y cuidadores incentiva que hijos e hijas las reconozcan y apropien, incorporándolas como parte de las pautas para relacionarse con las personas de la familia y de los entornos en los que desarrollan su vida diaria.
¡Porque sí! no puede ser la razón de las normas
Los hijos e hijas deben apropiar e interiorizar el sentido de las normas y su razón de ser, evitando su asociación con la imposición de los adultos. Pueden ser construidas de manera acordada y concertada entre todos los integrantes de la familia, con la participación de los niños, las niñas y los adolescentes en la medida del desarrollo de sus capacidades, teniendo en cuenta que es importante llegar a acuerdos sin que ello signifique que impondrán su parecer, sino que se tienen en cuenta los aportes de todos y se aprende a llegar a consensos.
Las normas deben construirse desde el afecto y el interés común
La función de las normas no es facilitar la vida del adulto ni imponer un orden y control autoritarios, sino fomentar una sana convivencia; razón por la que deben construirse en un ambiente de afecto e interés por los niños, las niñas y los adolescentes, para facilitar su aceptación, apropiación y estimular su adecuado desarrollo.



















