Si todos cuidamos, aportamos a garantizar los derechos de las mujeres
El 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, un día en el que debemos hacer visible el avance en derechos para todas las mujeres y reflexionar sobre lo que que hace falta para alcanzar la equidad de género con garantía de derechos para todas.
En nuestra sociedad, uno de los principales obstáculos para conseguir que hombres y mujeres gocemos de las mismas oportunidades es la distribución del trabajo de cuidado, que podemos entenderlo de la siguiente manera:
  • Cuidados directos como ayudar a alguien a comer, bañarse o vestirse.
  • Cuidados indirectos como hacer aseo, cocinar y hacer compras para satisfacer las necesidades de otras personas dentro de un hogar.
  • Cuidados pasivos que hacemos cuando estamos pendientes de personas que requieren atención como las niñas y los niños, las personas mayores o las personas con alguna discapacidad (DANE – ONU Mujeres, 2020).

En algunos casos ese trabajo es remunerado, es decir que la persona que lo hace recibe un pago por hacerlo. Sin embargo, en una proporción importante, el trabajo de cuidado en las familias se hace de forma no remunerada y son las mujeres quienes, generalmente, asumen las labores de cuidado.

En Colombia, el 78 % de las horas que se dedican al año para el trabajo de cuidado no remunerado es hecho por mujeres. Además, las mujeres dedican el doble de tiempo diario a cuidar de otros, en promedio 7 horas y 14 minutos, mientras que los hombres en promedio dedican 3 horas y 25 minutos (DANE – ONU Mujeres, 2020).

Esta distribución desigual aumenta la carga del cuidado que realizan las mujeres y disminuye su tiempo libre para hacer otras actividades como estudiar, cuidar de ellas mismas o descansar, situación que provoca que, en general, las mujeres tengan acceso a trabajos de menor calificación y con peores condiciones.

Por esta razón, tanto mujeres como hombres tenemos el reto de reconocer cada vez mejor cómo compartimos el trabajo de cuidado dentro de los hogares y tomar acciones para hacerlo de forma más equitativa. Desde Mis Manos Te Enseñan compartimos el siguiente relato, te invitamos a conversar en familia sobre cómo vincular a todos los integrantes del hogar en el trabajo de cuidado, hacer acuerdos que aporten a la igualdad entre hombres y mujeres y construir en conjunto una mejor versión de nosotros mismos.

Sandra Mendoza, de Tierralta, Córdoba, a través de su participación en Mi Familia[1] reconoció cómo la carga excesiva de trabajo la estaba afectando y llegó a acuerdos con su familia para poder asumir este trabajo de forma compartida. Sandra tiene seis hijos, su hija María Alejandra tiene una discapacidad y Luisa, su hija menor, tiene menos de un año y necesita mucho cuidado y atención. Cuando Sandra decidió que quería participar en una formación de lencería en el SENA supo que con todo lo que tenía que hacer en el día era imposible.

Entonces le expresó a su familia que se sentía frustrada porque no tenía espacio para ella misma y pudo conversar con ellos para que cada uno asumiera también parte del cuidado desde sus propias capacidades y desde la corresponsabilidad. Con ejercicios sencillos ayudó a que los niños y niñas se vincularan en las decisiones del hogar y en las labores desde su capacidad, como el cuidado de su habitación o de sus cosas y los padres asumieron roles más democráticos y compartir las responsabilidades. Con esto, Sandra pudo encontrar tiempo para ella misma y para sacar adelante ese proyecto personal de estudios que la motivaba y la ayudaba a mejorar sus oportunidades y su participación en la sociedad.

Referencias:
Trabajo no remunerado en Colombia: brechas de género. DANE – ONU Mujeres, 2020.
 
[1] Mi Familia es un programa del ICBF que brinda acompañamiento psicosocial a familias en condición de vulnerabilidad en el país con el propósito de fortalecer sus capacidades para la protección integral de los niños, niñas y adolescentes y prevenir las violencias en su contra.