Esto es posible, en gran medida, gracias a la acción del zinc, un mineral muy importante para nuestro cuerpo. Este nutriente está presente en todo el cuerpo: los músculos, los huesos, el hígado, los riñones, el páncreas y la piel.
La función principal del zinc es favorecer los procesos de crecimiento, desarrollo de las células y de todos los órganos del cuerpo, por lo tanto, este nutriente es fundamental para los niños y niñas durante la primera infancia, la edad escolar, la adolescencia y en las mujeres embarazadas.
El zinc, al igual que la vitamina A, recoge algunas sustancias de desecho y evita su acumulación en el cuerpo lo que podría causar enfermedades. Por esta razón, también decimos que el zinc es un nutriente con efectos antioxidantes, es decir, previene el envejecimiento de las células y es un protector del cuerpo contra virus y bacterias.
Este mineral se encuentra distribuido ampliamente en los alimentos. Las mejores fuentes son las carnes, los alimentos de mar, las aves, la leche y otros productos lácteos, los cereales integrales y las leguminosas como el fríjol, la lenteja, el garbanzo y la arveja verde seca.
No nos descuidemos. En Colombia, 4 de cada 10 niños y niñas menores de 4 años tienen deficiencia de zinc.
La deficiencia de este mineral podría contribuir a que los niños y niñas se queden pequeños y no lleguen a medir el metro de estatura que deberían tener al cumplir cuatro años. Por esto, es muy importante que durante los primeros años de vida ofrezcamos a los niños y niñas una alimentación natural, fresca y variada como lo indica el Plato saludable de la familia colombiana, acompañada de lactancia materna hasta los dos años o más.
Esto garantizará que, además de los superpoderes que ya mencionamos, los niños se conviertan en campeones olímpicos, científicos, músicos saludables y, sobre todo, sean personas felices.
No olvides consultar las Guías alimentarias basadas en alimentos para la población colombiana mayor de 2 años



















