Celebrar la diversidad es tener la oportunidad de reconocer lo que la vida nos ofrece en abundancia, en relación con las muchas formas de ser, estar y actuar de cada persona en relación con la naturaleza y las culturas.
Cada historia en el mundo se crea y se recrea constantemente, desde el vientre, con las actitudes, expresiones y palabras amorosas de la mujer gestante y de su familia hacia las niñas y los niños. Esto es lo que define nuestra identidad y lo que deja huella en el mundo y alimenta la historia de la humanidad.
 
La diversidad no es ajena a ninguno: está en nuestras propias casas y en las comunidades en las que nacimos y crecimos. Esta celebración de ser únicos e irrepetibles nos invita a compartir la vida y a valorar lo que somos y lo que otros son.
 
Esta es una invitación para enriquecer los espacios del hogar donde crecen y se desarrollan las niñas y niños, con el apoyo de los adultos. Aquí les contamos unas recomendaciones importantes para comprender y celebrar la diversidad:
 
- Promover que niñas y niños se conecten con otras y otros desde la riqueza de su diversidad; alejarse de señalamientos, etiquetas y prejuicios que ‘invisibilizan’ al otro y que llevan a conductas de discriminación desde muy pequeños. 

- Fomentar juegos en los que puedan representar cualquier rol para simular, comprender, explorar y valorar la realidad social, sin distinción ni señalamientos. Los juguetes, los colores y los roles no representan prejuicios en sí mismos; los adultos sí podemos llegar a tenerlos. 

- Evitar juguetes, expresiones y relaciones que naturalicen la violencia y el daño a los demás, por ejemplo, cualquier clase de arma, palabras y apodos que minimicen a otros; también es importante estar atentos a señalamientos a otras comunidades en los que se desconozca su riqueza y se imponga una sola forma de ser. Es mejor explicarles lo que estos objetos, expresiones y relaciones hacen en las personas y cómo podemos evitarlos y resignificarlos, desde la primera infancia, para materializar interacciones basadas en la paz y el respeto. 

- Escuchen juntos, observen, bailen, siembren y reconozcan la diversidad cultural de Colombia y el mundo, a través de expresiones culturales que transporten a toda la familia a otros escenarios, para valorar la vida propia y la de los demás: el uso de semillas para la siembra, la degustación de alimentos, la exploración de libros, la manipulación de objetos, juegos, paisajes sonoros, cantos, arrullos, susurros y nanas que representan a otras comunidades, entre otros. 

- Impulsar actividades en las que las personas mayores cuenten sus historias y les enseñen diferentes experiencias a las niñas y niños, con el propósito de promover diálogos intergeneracionales que conlleven al reconocimiento y respeto de todos los seres humanos,
  independientemente de la edad. 

- Incentivar que las niñas y los niños con discapacidad vivan las mismas experiencias que sus pares y reconozcan sus habilidades y capacidades. Invitarlos a participar, aprender y comunicarse de diversas maneras, para impulsar la independencia y la autonomía al máximo.
  
Proteger no es igual a sobreproteger.