Desde el momento del nacimiento y a lo largo del ciclo de vida de los niños, niñas y adolescentes, se presentan situaciones que exigen a los cuidadores esfuerzo, comprensión y paciencia para poder responder de la forma más adecuada. Esto es un proceso natural dentro del desarrollo infantil y la crianza.
No obstante, es probable que en situaciones como las que vivimos actualmente, en la que existe aislamiento preventivo, preocupaciones e incertidumbre sobre el futuro, se incremente el estrés tanto de los cuidadores como de los niños, niñas y adolescentes, haciendo que algunos de los retos en la crianza sean más frecuentes y difíciles de manejar.
¿Qué estresa a los niños, niñas y adolescentes durante el aislamiento preventivo?
Si durante los días de confinamiento los adultos han sentido estrés e incertidumbre, podemos imaginar lo que pueden sentir los niños, niñas y adolescentes que se encuentran experimentando situaciones completamente nuevas y difíciles de comprender para ellos. Dentro de las circunstancias que pueden estresarlos durante estos días se encuentran:
- No poder volver al colegio y no ver a sus compañeros ni sus profesores.
- No poder ver a algunos de sus familiares y seres queridos
- Tener clases virtuales y estar durante mucho tiempo sentados frente a computadores o celulares.
- Escuchar, de manera constante, noticias sobre una nueva enfermedad.
- Notar la preocupación de los padres o cuidadores por la situación actual.
- Tener que usar tapabocas y lavarse las manos constantemente.
¿Qué consecuencias puede generar el estrés causado por la situación actual?
Si bien cada niño, niña o adolescente es diferente y puede reaccionar de formas únicas a situaciones de estrés, en general pueden experimentar alguna(s) de las siguientes reacciones:
- Mayor irascibilidad, lo cual puede notarse con el incremento de momentos de mal genio, llanto o pataleta.
- Miedo a quedarse solos y mayor necesidad de compañía de los cuidadores.
- Retrocesos en habilidades que se habían aprendido o aparición de conductas de etapas anteriores.
- Disgusto a la hora de irse a dormir.
- Problemas de sueño como pesadillas o terrores nocturnos.
- Llanto repentino e inesperado durante las noches.
- Agresividad por llamados de atención.
- Pérdida de ganas de estudiar y hacer tareas.
- Dolores de cabeza, estómago o extremidades.
¿Cómo responder al estrés de los niños y niñas y apoyar su pleno desarrollo?
Para poder responder y apoyar a los niños, niñas y adolescentes durante esta época es fundamental que los escuches y que trabajes en el autocuidado:
- En momentos de estrés por comportamientos inesperados de los niños, niñas y adolescentes, distánciate momentáneamente, toma aire y maneja tus emociones antes de responder.
- A los niños, niñas y adolescentes puede costarles un poco más entender y expresar sus emociones, así que ayúdalos a entenderlas.
- Háblale(s) con un tono de voz cálido, amable y pausado, pregúntale si algo le disgusta o le preocupa.
- Establece rutinas diarias donde incluyas horas de estudio, de juego y de compartir juntos en familia.
- Explícale y háblale con franqueza y claridad respecto a la situación actual; sé positivo frente al futuro.
- Recuerda el autocuidado: realiza actividades como hobbies o pasatiempos que te permitan sentirte mejor y con mayor disposición.
- Involucra a los niños, niñas y adolescentes en actividades y tareas del hogar según su capacidad y su edad; esto ayudará a organizar rutinas, aumentará su autoeficacia y será una colaboración importante en tu quehacer diario.
- Ten momentos de juego y esparcimiento con ellos.
Si bien la situación actual ha generado consecuencias que pueden imponer retos importantes en la crianza, entender las consecuencias que pueden estar experimentando los niños, niñas y adolescentes puede permitirte responder de una mejor manera para, así, enseñarle a ellos cómo manejar sus emociones y las situaciones difíciles en el futuro.
Por:
Andrés Cepeda y Jorge Cuartas
Fundación Apapacho - Universidad de Harvard



















