Aprender a gestionar las emociones, a identificarlas y no dejarnos llevar por ellas, es una de las tareas más retadoras en nuestro día a día. Nadie nos enseña y a veces las reprimimos porque las consideramos malas, como la tristeza. En el marco del acompañamiento psicosocial del programa Mi Familia, se desarrolló en Bogotá la experiencia de “El emocionario”, historia que hace parte de la publicación «Relatos de Mi Familia» y muestra la importancia del manejo de las emociones para construir relaciones familiares comprensivas, respetuosas y armónicas.