Muy seguramente a nuestro alrededor, algunas de nuestras amigas y amigos, con quienes estudiamos en el colegio o la universidad, en estos momentos son madres y padres. Desde una primera mirada no lo comprendemos y hasta nos llegamos a preguntar el por qué.
En este punto, luego de reflexionar sobre lo que pasaba con amigas y amigos, asimilamos que existen un sinnúmero de riesgos, factores y condiciones que influyeron en muchos de ellas y ellos; algunos de estos factores fueron sociales, familiares y escolares y sobre los cuales no tuvieron control.
En Mis Manos Te Enseñan les compartimos una lista elaborada a partir de esas experiencias:
En algún caso fue producto de violencia sexual, desigualdad de género y violencia intrafamiliar.
Entornos en los cuales existían actitudes y prejuicios negativos sobre la sexualidad en la juventud.
El abuso de substancias psicoactivas.
Algunos de ellos y ellas no contaban con herramientas personales y sociales para enfrentar situaciones de riesgo.
Falta de oportunidades socioeconómicas.
Situaciones que acentuaban los roles y estereotipos de género.
Desconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos.
No haber participado en procesos de educación integral para la sexualidad.
Barreras para acceder a métodos anticonceptivos.
Falta de claridad en la planeación de sus proyectos de vida.
Ahora bien, la pregunta que surge es cuáles, entonces, son las alternativas y aspectos que los jóvenes deben tener presente para prevenir, postergar y hasta planear la decisión de la maternidad y paternidad.
La permanencia escolar es fundamental para la construcción de tu proyecto de vida: la motivación para estudiar y vincularse con actividades académicas y deportivas es parte de lo que se debe promover pues servirá como un factor protector que disminuirá el riesgo de un embarazo no planeado.
Reconoce tu orientación vocacional: reflexiona sobre tus gustos e intereses escolares y vocacionales, reconoce tus habilidades, cualidades y características personales para que puedas identificar opciones vocacionales acordes a ellas; esto te dará una mayor seguridad a la hora de tomar decisiones.
Refuerza tus habilidades para la vida: las habilidades para la vida te servirán como puente entre tus conocimientos, aptitudes, valores y la toma de decisiones para tener comportamientos y elecciones acordes a un estilo de vida saludable y responsable. La autoestima, la asertividad, el pensamiento creativo, crítico y reflexivo; el manejo de las emociones y los sentimientos, la comunicación efectiva y la autonomía moral, son un conjunto de habilidades que te ayudarán a actuar de manera competente y pertinente en las distintas situaciones que enfrentas día a día, como es el caso de elegir o no tener una relación sexual y usar un método anticonceptivo o no.
Crea redes de apoyo: las redes de apoyo adquieren relevancia en tanto se constituyen como fuentes de apoyo y comprensión. Entre las principales se encuentran: la familia, los amigos, los educadores y actores del entorno comunitario. En este sentido, es importante que logres identificar a alguna persona significativa, que te proporcione apoyo en algún momento determinado.
Aprender a pensar a largo plazo y a establecer objetivos de acuerdo con tus necesidades: es importante que empieces a trazarte un propósito en la vida en función de tus aptitudes, habilidades y competencias, en armonía con tus objetivos y expectativas de vida. Pero, sobre todo, es necesario plantear objetivos realistas de corto y mediano plazo que puedan orientar tu toma de decisiones.
Por último, luego de tener claridad sobre todos estos aspectos, también comentamos algunas recomendaciones, en perspectiva de derechos, para aquellos/as jóvenes quienes ya son padres y madres, entre ellas:
Si no has hablado con nadie sobre esta situación, busca una persona de confianza o un familiar y cuéntale.
Asiste a los centros de salud con tu pareja para informarte sobre los cuidados para ella y para tu hija o hijo.
Infórmate sobre métodos anticonceptivos para prevenir futuros embarazos e infecciones de trasmisión sexual.
Conoce tus derechos; ninguna persona, por ningún motivo, puede discriminarte ni tratarte mal.
Nadie puede excluirte de las actividades académicas ni limitar tu participación.
Recuerda que eres responsable de tu hija o hijo. No abandones tus estudios y tampoco renuncies a tu proyecto de vida; de esta manera vas a garantizar un mejor futuro para ti y para brindarle lo mejor a tu hija o hijo.