Conoce los efectos negativos que produce en su desarrollo físico, cognitivo y emocional. Seguro lo pensarás dos veces antes de hacerlo.
Ofrecerle un trago de licor a un niño o a un adolescente, dejarle probar “un poquito” o pensar que “ya está grandecito para tomar” son algunas de las actitudes erróneas que asumen algunos cuidadores porque creen que son inofensivas, cuando en realidad son peligrosas.
 
De modo que, si durante esta temporada de aislamiento preventivo compras una botella de licor para hacer más amena la rutina diaria o destapas esa “reserva” que tenías guardada, ten muy en cuenta los efectos negativos que el alcohol produce en niñas, niños o adolescentes antes de ofrecerles un trago.
 
 Daños a nivel cerebral y bajo rendimiento escolar
 
Diversas investigaciones han concluido que, debido a que el cerebro solo alcanza su máximo desarrollo hacia los 21 años de edad, el consumo de alcohol a temprana edad afecta el progreso madurativo de este órgano.
 
En este sentido el efecto que generan las bebidas alcohólicas produce deficiencias en la formación de la corteza cerebral, las conexiones con los lóbulos parietales y la comunicación entre ambos hemisferios cerebrales.
 
El alcohol afecta procesos como la memoria, las habilidades de pensamiento y planeación, la toma de decisiones y  la capacidad de resolver  problemas.
 

Lo anterior, dicen los neuropsicólogos, produce bajo rendimiento escolar ya que el aprendizaje se torna más lento debido a las deficiencias en los procesos de atención y a la afectación de las habilidades de memoria y pensamiento que genera el consumo de alcohol en la infancia y la adolescencia.
 
Mayor riesgo de dependencia
 
Los  niños que empiezan a tomar licor antes de los 14 años de edad tienen hasta 10 veces mayor probabilidad de desarrollar consumos problemáticos y dependencia o adicciones al llegar a la adultez, así como mayor posibilidad de consumir otras sustancias psicoactivas, que aquellos que empiezan a tomar después de los 18 años.
 
Deterioro de funciones vitales
 
La ingesta de bebidas alcohólicas durante la fase de crecimiento afecta el desarrollo normal de los órganos.  Está demostrado que el consumo de licor afecta  la producción de hormonas de crecimiento que permiten el desarrollo de órganos, músculos y huesos.
 
Incremento de vulnerabilidad ante riesgos
 
En el hogar, el consumo de bebidas embriagantes los hace más susceptibles a sufrir golpes o accidentes.
 
 
Afectaciones a nivel emocional y psicológico
 
En términos de salud mental y emocional, diversos estudios han concluido que el consumo de alcohol a temprana edad incrementa el riesgo de que las niñas, niños y adolescentes exacerben o desencadenen trastornos psicológicos como conductas oposicionistas y desafiantes, agresividad, depresión e, incluso, riesgo de suicidio.
 
Ahora que conoces los riesgos, ¿dejarías que un menor de edad de tu familia o de tu círculo social ingiera licor?