Actualmente, vivimos tiempos en los que se promueven y celebran las características asociadas a la juventud: asumir riesgos, una vida activa, aventuras y resultados. Al mismo tiempo, sin darnos cuenta, se evita todo lo parecido a lo que comúnmente vemos en las personas mayores: paciencia, quietud, necesidad de apoyo y prudencia. Incluso, ahora los comerciales de productos para personas mayores las muestran en plena forma, fuertes y con aire juvenil.
¿Es extraño, no les parece? ¿Qué será lo que pensamos de la vejez que buscamos evitarla a toda costa? De pronto, apenas como una posible respuesta, podemos revisar y evitar las ideas y actitudes que oponen la vejez a la juventud y, más bien, buscar cómo las generaciones en crecimiento puedan beneficiarse de la sabiduría de la vejez y la vejez pueda nutrirse con la frescura de la infancia y la juventud.
¿No es esto lo que a menudo ocurre en las familias? Ver abuelas y abuelos jugando y cuidando activamente a sus nietos y los jóvenes suavizando su ritmo de vida para compartir momentos con las personas mayores y escuchar aventuras familiares del pasado.
Cuidado, participación y comunicación: claves para el bienestar de las personas mayores
Aunque la vejez parezca un suceso lejano, está ocurriendo instante tras instante. La realidad del envejecimiento es ineludible y no necesariamente es una mala noticia. Sabemos que el envejecimiento puede traer consigo el deterioro natural de nuestros cuerpos y mentes, pero también viene muchas veces con sabiduría, prudencia y confianza.
Para el bienestar de las personas mayores y sus familias es clave asegurar que el Estado, la sociedad y las familias les den la posibilidad de mantenerse activas, física, mental y socialmente, que cuenten con el acceso a actividades recreativas y de ocio, voluntariados o actividades remuneradas, actividades culturales, políticas y sociales, actividades educativas y de formación a lo largo de toda la vida y que puedan renovar también su compromiso vital con la comunidad.
Las familias son capaces de procurar el bienestar de todos sus integrantes, en especial, de las personas mayores, al tiempo que afrontan y superan un sinnúmero de adversidades y crisis a lo largo de la vida. Esta capacidad se nutre de relaciones basadas en el cuidado mutuo, la participación y la comunicación que se dan, simplemente, por el hecho de compartir la vida cotidiana día tras día. Las personas mayores, como los abuelos y las abuelas o, incluso, aquellos familiares como tíos, primos y hermanos mayores conservan la memoria familiar y pueden apoyar a los más jóvenes a conducirse con esperanza y esfuerzo a lo largo de la vida.
En ese sentido, son tesoros familiares y personas claves para recordarle a las familias que ya antes superaron momentos difíciles y que los recursos y capacidades necesarias para afrontar los retos del presente están allí mismo, en la familia y en cada integrante.
Como los tesoros más preciados de nuestra vida, las personas mayores necesitan cuidado. Necesitan sentirse valorados, apreciados y escuchados. Aunque su momento vital nos recuerda el paso del tiempo, la realidad del envejecimiento y la realidad de la muerte, no por eso debemos dejarlos a un lado y olvidarlos. Muchas veces el deterioro físico y mental ocurre con mayor rapidez cuando las personas mayores paulatinamente se quedan solas, las visitamos menos e incluso las abandonamos.
Así que, ¿cómo estás cuidando a las personas mayores de tu familia? ¿Qué estás haciendo ahora para nutrir las relaciones con ellas? ¿Qué te impide acercarte más a ellas? ¿Qué necesitas hacer para acercarte y valorarlas? Adelante, ponte en acción, que la vida es un rato apenas.
Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez -
Muchos podemos recordar un paseo con la familia durante la niñez y haber preguntado ¿para dónde vamos? Algún familiar adulto quizás respondió con picardía «pa’ viejos». Seguramente nos incomodaba la evasiva respuesta, pero al transcurrir los días, los meses y los años, podemos ver la profunda verdad debajo del inocente recuerdo: para envejecer solo necesitamos estar vivos.



















