Usted está en:
Abril 17, 2020

Educar sin gritos sí es posible. Aquí te contamos cómo lograrlo.

Educar sin gritos sí es posible. Aquí te contamos cómo lograrlo.
¿Se te agotó la paciencia? Calma. Antes de gritar sigue estos consejos
¿Se te agotó la paciencia? Calma. Antes de gritar sigue estos consejos
Hay momentos en que, quizá, sientas que estás a punto de gritar a tu niña o niño. Es normal que se te agote la paciencia y te sientas desbordado frente a una situación que te produce sentimientos de frustración, ira, miedo o angustia.
Lo importante es saber reconocer y gestionar esas emociones, mantener el control y buscar alternativas. Sigue estos pasos:
 
Respira
Cuando sientas que estás a punto de gritar haz una pausa, respira profundo, cuenta hasta tres, tómate un vaso con agua o simplemente, aléjate y recupera la calma.  Evita actuar o tomar decisiones cuando estás alterado ya que en ese momento no estás pensando con claridad.
 
Identifica y reconoce la emoción que estás experimentando
Tienes derecho a estar enojado, nervioso o angustiado. Lo importante es que sepas identificar  y regular esa emoción sin llegar a agredir a otros.
 
Reflexiona
Una vez logres recuperar la calma, pregúntate qué te provocó tanto malestar ¿en realidad estás enojado por algo que hizo la niña o el niño o ya traes tensiones acumuladas de tu vida laboral, personal o de pareja? ¿La falta del niño o la niña en verdad es grave? ¿Estás sobredimensionando la situación? ¿Podrías pasarlo por alto? ¿Has sido lo suficientemente claro con la instrucción dada?
Reflexionar sobre el asunto te permitirá ver las cosas de otro modo.
 
Dialoga sobre lo ocurrido
Tan pronto como te sientas en disposición para hablar con la niña o el niño y estés completamente seguro de que no te exaltarás de nuevo, aborda nuevamente la situación.
 Inicia la charla preguntándole, con un tono suave y cariñoso, por qué no ha hecho lo que le has pedido, por qué estaba comportándose de determinada manera o qué estaba pensando en ese momento.
Es esencial que escuches atentamente sus razones y que seas empático. Es posible que sus respuestas te sorprendan.
A veces, las niñas y los niños no siguen una instrucción porque no la entienden o no saben cómo ejecutarla. En este punto es esencial que evalúes la manera en la que te estás comunicando con tus hijos.
 
-Busca soluciones conjuntas
Finalmente, genera acuerdos dialogados con los niños y las niñas, recuérdales cuáles son sus responsabilidades y qué es lo que se espera de ellos en próximas ocasiones. Recuerda que la enseñanza de normas, reglas y límites es un proceso que requiere paciencia, constancia y amor.