Usted está en:
Febrero 15, 2021

Del sexting al ciberbullying y la sextorsión

Del sexting al ciberbullying y la sextorsión
Aun cuando muchas personas comparten imágenes y videos sexuales por internet, esta práctica puede ser riesgosa especialmente en el caso de niños y adolescentes que se graban a ellos mismos sin anticipar el peligro que puede correr su integridad. En Mis Manos Te Enseñan les compartimos cómo el sexting puede llegar a convertirse en la razón por la que niños y adolescentes terminan siendo violentados y agredidos en internet.
Del sexting al ciberbullying y la sextorsión
*Este contenido se publica en Mis Manos Te Enseñan como parte del convenio entre ICBF y Tigo. Los contenidos son compartidos originalmente desde la plataforma https://contigoconectados.com/
 
Con el auge y la masificación de los medios digitales, nuestras nociones de tiempo y espacio han cambiado. La lejanía o la cercanía geográficas se han vuelto relativas, y la noción del tiempo se desvanece sobretodo cuando esperamos con anhelo la respuesta de un mensaje. Lo mismo pasa con conceptos como “privacidad” o “intimidad”.
 
En la dinámica de compartir información e interactuar gran parte de las horas de nuestro día, se han hecho populares prácticas como compartir videos y fotos íntimas con contenidos sexuales. Esta práctica no solo se ha vuelto común en adultos, sino también entre niños y adolescentes, quienes encuentran en esta expresión una forma de comunicación caracterizada por poner en acción lo que se siente. Especialmente para ellos, la privacidad y la intimidad guardan otro significado y se pierde la noción de público y privado, lo cual los hace vulnerables en un espacio como Internet.
 
¿Qué es el sexting y por qué es peligroso?
La expresión sexting es comúnmente usada para definir el intercambio de mensajes con contenidos de carácter sexual, ya sean de texto o imágenes, a través de herramientas tecnológicas. Esta práctica se da generalmente por medio de redes sociales o servicios de mensajería instantánea con una característica: estas imágenes, textos o videos son producidos por la misma persona que las envía. Para algunas personas es simplemente una actividad divertida, pero otras lo hacen al sentirse presionadas, y aun cuando puede parecer una práctica inocente y menos riesgosa que las que se realizan de forma presencial al no implicar ningún tipo de contagio o riesgo de embarazo, se comparten imágenes privadas con las que se queda expuesto a una amenaza a la intimidad.
 
Con el paso de los años se ha hecho más sencillo practicar el sexting. Esto se debe a la facilidad de tomarse una foto con el celular y compartirla de manera inmediata con algún contacto. Es así como esta práctica ha llegado incluso a los niños y adolescentes, quienes son usuarios asiduos de internet. Según un estudio realizado con menores de edad por Livingstone y Görzig (2014) los adolescentes tienen una probabilidad mayor de recibir y enviar mensajes con contenido sexual. Esta información concuerda con un estudio realizado en Colombia con el acompañamiento de la Universidad EAFIT, en el que se encontró que mientras el 13 % de los niños encuestados entre 11 y 12 años ha recibido mensajes con contenido sexual a través internet, cuando nos referimos a adolescentes entre 15 y 16 años, la cifra aumenta al 35 %.
 
Sin embargo, cuando cambiamos la situación, encontramos que solo el 2 % de niños de 11 a 12 años ha enviado o publicado un mensaje con contenido sexual a través de internet en el último año y entre los adolescentes encuestados de 15 a 16 años, un 6 % admite haberlo hecho.
 
Más allá del sexting
 
Existen otros riesgos que se corren con la práctica del sexting, que van más allá de la pérdida de la privacidad, como en el caso del grooming, el ciberbullying o la sextorsión.
 
El grooming se encuentra referido a “el conjunto de estrategias desplegadas por un adulto para ganar la confianza de un menor de edad en internet con el fin último de obtener concesiones sexuales”.
Por su parte el ciberbullying hace referencia a una conducta de hostigamiento repetitivo de una persona hacia otra, generalmente a través de sus redes sociales, por medio de burlas, insultos, amenazas o chantajes.
 
En el caso de la sextorsión, esta práctica consiste en extorsionar a una persona con mensajes, imágenes o videos con contenido sexual que ella misma generó, amenazándola con publicar el material si no lleva a cabo una acción específica.
 
De las tres conductas expuestas anteriormente, la que ocurre con mayor frecuencia entre adolescentes es el ciberbullying, y puede ser mayor si la víctima es reconocible fácilmente en la imagen. En este caso, el ciberbullying se manifiesta cuando la imagen, que fue enviada de manera voluntaria inicialmente, es compartida a terceros por medios privados o públicos sin autorización de la víctima, quien comienza a sufrir insultos, burlas y degradaciones de manera pública, lo que “puede suponer un estresor vital de tal magnitud que se ha relacionado con conductas de intento de suicidio y suicidio consumado”.
 
Sumado a esto se encuentra el hecho de que, lo que inicialmente puede parecernos un caso de ciberbullying, puede ser mucho más grave en las vías legales. Esto ocurre debido a que, si la persona que aparece en la imagen es menor de edad y alguien la comparte con el propósito de hacerle ciberbullying, esta persona estaría sobrepasando el hecho de hacer una simple broma e incurre en un delito que puede ser considerado como distribución de pornografía infantil.