Primero, es importante tener en cuenta que hay características en las personas, las familias y la sociedad que pueden mitigar la posibilidad de uso, consumo, abuso o dependencia de las sustacias psicoactivas, a los cuales llamamos factores protectores.
Algunas características de los factores protectores frente al consumo
Primero, los factores individuales como la empatía, las habilidades socioemocionales, la autoestima y la capacidad para afrontar problemas o situaciones retadoras, entre otros, se convierten en características que pueden proteger a las personas frente al consumo.
Por su parte, las familias en las que la comunicación es asertiva; en las que padres, madres y cuidadores están involucrados en el desarrollo de hijas e hijos, que establecen acuerdos y normas y generan confianza y respeto, entre otros aspectos, son familias protectoras, con características que ayudan a prevenir el consumo de sustancias psicoactivas.
De igua forma, los factores protectores de la sociedad se reflejan en las posibilidades de participación en actividades comunitarias, su normatividad frente al uso de SPA, el acceso a servicios de salud, a información disponible sobre el consumo de sustancias psicoactivas, entre otros.
Diferenciemos los niveles de consumo de sustancias psicoactivas
No todas las personas que consumen sustancias psicoactivas lo realizan con la misma frecuencia y no experimentan las mismas consecuencias o afectaciones en su vida. Por esto, se suelen reconocer cuatro niveles de consumo de sustancias psicoactivas que es fundamental diferenciar: consumo experimental, consumo social, consumo habitual y consumo problemático.
Consumo experimental
Se presenta cuando la persona tiene un primer contacto con la sustancia, ya sea por curiosidad o por presión de grupo, en la que decide si sigue o no con el consumo de dicha sustancia. Por ejemplo, cuando un individuo prueba el alcohol o el cigarrillo por primera vez.
Consumo social
El consumo social se realiza de forma ocasional o en algunos espacios con amigos, pares o personas cercanas. Puede o no tener un patrón regular.
Consumo habitual
Se presenta cuando en la persona se debilitan los mecanismos de autocontrol para evitar el consumo de estas sustancias. Este nivel se da luego de haber atravesado el consumo social, se generan comportamientos habituales de consumo y se evidencian conductas y situaciones de riesgo. Para la persona que se encuentra en este nivel, las sustancias psicoactivas adquieren un papel y lugar importante en su vida.
Consumo problemático
Por su parte, el consumo problemático se da cuando afecta la salud, las relaciones con la familia y los amigos. Cambian las actividades cotidianas del individuo, como ir al trabajo, a estudiar, cuando implica problemas económicos o con la ley. Se considera que todo consumo de sustancias lícitas o ilícitas en mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, así como en niñas, niños y adolescentes, es problemático.
Entonces, reconocer la nomatividad y herramientas de prevención y atención de nuestros entornos, fortalecer nuestras dinámicas y capacidades familiares e incentivar el desarrollo de habilidades socioemocionales en hijas e hijos, es una combinacion de factores protectores que nos permitirá acompañarlos en su desarrollo y en la construcción de sus proyectos de vida, promoviendo la mejor versión de ellos mismos y de nuestras familias.
Para profundizar sobre este tema, les invitamos a hacer clic aquí y explorar «Más mente, más prevención», una herramienta web informativa del Ministerio de Salud para niñas, niños, adolescentes, jóvenes y familias, sobre prevención del consumo de sustancias psicoactivas (SPA) desde los factores que contribuyen a su protección.
Algunas características de los factores protectores frente al consumo
Primero, los factores individuales como la empatía, las habilidades socioemocionales, la autoestima y la capacidad para afrontar problemas o situaciones retadoras, entre otros, se convierten en características que pueden proteger a las personas frente al consumo.
Por su parte, las familias en las que la comunicación es asertiva; en las que padres, madres y cuidadores están involucrados en el desarrollo de hijas e hijos, que establecen acuerdos y normas y generan confianza y respeto, entre otros aspectos, son familias protectoras, con características que ayudan a prevenir el consumo de sustancias psicoactivas.
De igua forma, los factores protectores de la sociedad se reflejan en las posibilidades de participación en actividades comunitarias, su normatividad frente al uso de SPA, el acceso a servicios de salud, a información disponible sobre el consumo de sustancias psicoactivas, entre otros.
Diferenciemos los niveles de consumo de sustancias psicoactivas
No todas las personas que consumen sustancias psicoactivas lo realizan con la misma frecuencia y no experimentan las mismas consecuencias o afectaciones en su vida. Por esto, se suelen reconocer cuatro niveles de consumo de sustancias psicoactivas que es fundamental diferenciar: consumo experimental, consumo social, consumo habitual y consumo problemático.
Consumo experimental
Se presenta cuando la persona tiene un primer contacto con la sustancia, ya sea por curiosidad o por presión de grupo, en la que decide si sigue o no con el consumo de dicha sustancia. Por ejemplo, cuando un individuo prueba el alcohol o el cigarrillo por primera vez.
Consumo social
El consumo social se realiza de forma ocasional o en algunos espacios con amigos, pares o personas cercanas. Puede o no tener un patrón regular.
Consumo habitual
Se presenta cuando en la persona se debilitan los mecanismos de autocontrol para evitar el consumo de estas sustancias. Este nivel se da luego de haber atravesado el consumo social, se generan comportamientos habituales de consumo y se evidencian conductas y situaciones de riesgo. Para la persona que se encuentra en este nivel, las sustancias psicoactivas adquieren un papel y lugar importante en su vida.
Consumo problemático
Por su parte, el consumo problemático se da cuando afecta la salud, las relaciones con la familia y los amigos. Cambian las actividades cotidianas del individuo, como ir al trabajo, a estudiar, cuando implica problemas económicos o con la ley. Se considera que todo consumo de sustancias lícitas o ilícitas en mujeres embarazadas o en periodo de lactancia, así como en niñas, niños y adolescentes, es problemático.
Entonces, reconocer la nomatividad y herramientas de prevención y atención de nuestros entornos, fortalecer nuestras dinámicas y capacidades familiares e incentivar el desarrollo de habilidades socioemocionales en hijas e hijos, es una combinacion de factores protectores que nos permitirá acompañarlos en su desarrollo y en la construcción de sus proyectos de vida, promoviendo la mejor versión de ellos mismos y de nuestras familias.
Para profundizar sobre este tema, les invitamos a hacer clic aquí y explorar «Más mente, más prevención», una herramienta web informativa del Ministerio de Salud para niñas, niños, adolescentes, jóvenes y familias, sobre prevención del consumo de sustancias psicoactivas (SPA) desde los factores que contribuyen a su protección.