11. Prevención de la trata de personas
Lo anterior, a través de la desnaturalización de conductas asociadas a la trata, así como, la identificación de riesgos y factores protectores de acuerdo con las dinámicas y el contexto de los territorios.
Lo anterior, a través de la desnaturalización de conductas asociadas a la trata, así como, la identificación de riesgos y factores protectores de acuerdo con las dinámicas y el contexto de los territorios.
Lo anterior, a través del fortalecimiento de habilidades para la vida de niñas y niños, capacidades parentales para la crianza positiva y el desarrollo de mecanismos institucionales que promueven entornos protectores para la infancia.
familiares, comunitarias e institucionales que mitiguen el riesgo de reclutamiento, utilización y uso de niños y niñas por Grupos Armados Organizados (GAO) y Grupos Delictivos Organizados (GDO). A través de la promoción del desarrollo integral de niñas y niños, el fortalecimiento de sus entornos protectores.
para la implementación de acciones orientadas al desarrollo de habilidades que permitan fortalecer sus proyectos de vida en conjunto con sus familias.
Esta problemática reconoce los factores expulsores determinantes como el abandono, la negligencia en el cuidado o la exposición a diferentes tipos de violencia. De esta manera, se generan acciones orientadas a detectar de forma temprana los riesgos de la situación en calle y de la alta permanencia en esta, orientadas a modificar las representaciones sociales sobre las niñas, niños y adolescentes. Así, se buscan transformar relaciones y prácticas frente al fenómeno de habitabilidad en calle, particularmente en zonas urbanas con enfoques que implican atender diferencialmente tanto a comunidades étnicas como a población migrante.
prevención desde la sensibilización, fortalecimiento de capacidades y el fomento de hábitos sanos y responsables del entorno digital.
Esto, a través del robustecimiento de la corresponsabilidad entre familia, sociedad y estado en la consolidación de entornos protectores, así como procesos educativos que contribuyan a la difusión de los derechos sexuales y reproductivos, la transformación de imaginarios, estereotipos y prácticas culturales patriarcales que perpetúan las violencias contra las mujeres en los diferentes contextos donde las niñas y niños se desarrollan.