Manuel, el niño que renació gracias al proceso de adopción del Bienestar Familiar
Cartagena
Viernes 23 de Mayo de 2025 - 07:33 AM

El inicio de la vida de Manuel no fue como el de otros niños. Fue hallado en condición de abandono, sin registro civil, sin afiliación en salud, sin una red de cuidado real. Tenía cerca de dos años, aunque su edad tuvo que calcularse con apoyo de Medicina Legal y profesionales de Nutricióndel Bienestar Familiar, porque no existía documento alguno que confirmara su nacimiento.
Con su caso se activó de inmediato la ruta de restablecimiento de derechos del Bienestar Familiar que lo acogió como niño expósito y lo vinculó a un hogar sustituto mientras avanzaba el proceso legal.
Hoy, a pocos meses de cumplir tres años, Manuel ya no está solo. Tiene una familia. Fue adoptado legalmente tras un proceso liderado por el programa de adopciones del Bienestar Familiar y hoy es el hijo de una pareja cartagenera que, tras no poder tener hijos biológicos, encontró en la adopción no solo una alternativa, sino una nueva manera de construir vida.
«El niño fue llevado al Bienestar Familiar poruna mujer que decía haberlo recibido de su madre biológica y quien nunca volvió por él. El equipo interdisciplinario identificó señales de vulneración y decidió activar la ruta de protección», explicó uno de los defensores de familia que acompañó el caso. Desde ese momento, Manuel fue registrado, afiliado a una EPS, vacunado y vinculado a un programa de primera infancia. En otras palabras: se le restituyeron todos sus derechos.
Un proceso riguroso y transformador
El proceso de adopción tomó cerca de nueve meses, tiempo en el que la pareja interesada fue evaluada por el Bienestar Familiar a través de talleres, entrevistas, visitas domiciliarias y estudios psicosociales. La preparación es tan exigente como necesaria: «Adoptar implica una transformación profunda. No solo es recibir a un niño en casa; es comprometerse con su historia, su cuidado y su futuro».
Manuel fue presentado en el programa de adopciones una vez se declaró su adoptabilidad. Paralelamente, la pareja que hoy lo llama hijoculminaba su preparación como familia postulante. La asignación fue notificada formalmente y, tras cumplir con todos los pasos legales, se concretó la garantía del derecho de Manuel a tener una familia.
«Fue el día más feliz de nuestras vidas», cuenta emocionada la madre adoptiva. «No importa que no haya nacido de nosotros; Manuel es nuestro hijo desde el corazón. Dios nos lo envió».
Desde su llegada a su hogar definitivo, Manuelha sido recibido con amor no solo por sus padres, sino por una red familiar extendida que lo espera con entusiasmo. «Ahora nuestra vida gira en torno a él. Todo ha cambiado, y para bien», relataron.
«Tendrá acceso a salud, alimentación, afecto y educación de calidad. Tendrá abuelos, tíos, primos. Pero sobre todo, tendrá amor», afirmaron.
La ruta de la adopción en Colombia
El Bienestar Familiar recuerda que existen dos tipos de adopción: determinada, cuando se conoce de antemano el nombre del niño (como en los casos de hijos de cónyuges o parientes);e indeterminada, que es el proceso más común, cuando la familia no conoce al menor de edadpreviamente. En ambos casos, los interesados deben acercarse a un centro zonal del Bienestar Familiar o iniciar su proceso a través de la plataforma virtual ADA, en la que recibirán orientación y acompañamiento.
La preparación tiene una duración aproximada de nueve meses, similar a la de una gestación biológica. A veces, por razones administrativas, puede extenderse hasta un año. Una vez obtenida la idoneidad, las familias entran en una lista de espera para recibir a un menor de edad en adopción.
Un llamado a la consciencia y el amor
«Invitamos a todas las familias que lo estén considerando a que se animen. Hay muchos niños y niñas esperando una oportunidad para crecer en un hogar lleno de afecto y cuidado», señaló Ana Emperatriz Guerrero, defensora de familia y secretaria del Comité de Adopciones.
La historia de Manuel es una entre miles, peronos recuerda la importancia de proteger a la niñez más allá de los discursos. Adoptar, en Colombia, es también un acto de justicia social.
Y para Manuel esta no fue una simple adopción:renació con el amor, la paciencia y una familia.Renació desde el milagro más terco de todos: el de una segunda oportunidad.
Hoy, a pocos meses de cumplir tres años, Manuel ya no está solo. Tiene una familia. Fue adoptado legalmente tras un proceso liderado por el programa de adopciones del Bienestar Familiar y hoy es el hijo de una pareja cartagenera que, tras no poder tener hijos biológicos, encontró en la adopción no solo una alternativa, sino una nueva manera de construir vida.
«El niño fue llevado al Bienestar Familiar poruna mujer que decía haberlo recibido de su madre biológica y quien nunca volvió por él. El equipo interdisciplinario identificó señales de vulneración y decidió activar la ruta de protección», explicó uno de los defensores de familia que acompañó el caso. Desde ese momento, Manuel fue registrado, afiliado a una EPS, vacunado y vinculado a un programa de primera infancia. En otras palabras: se le restituyeron todos sus derechos.
Un proceso riguroso y transformador
El proceso de adopción tomó cerca de nueve meses, tiempo en el que la pareja interesada fue evaluada por el Bienestar Familiar a través de talleres, entrevistas, visitas domiciliarias y estudios psicosociales. La preparación es tan exigente como necesaria: «Adoptar implica una transformación profunda. No solo es recibir a un niño en casa; es comprometerse con su historia, su cuidado y su futuro».
Manuel fue presentado en el programa de adopciones una vez se declaró su adoptabilidad. Paralelamente, la pareja que hoy lo llama hijoculminaba su preparación como familia postulante. La asignación fue notificada formalmente y, tras cumplir con todos los pasos legales, se concretó la garantía del derecho de Manuel a tener una familia.
«Fue el día más feliz de nuestras vidas», cuenta emocionada la madre adoptiva. «No importa que no haya nacido de nosotros; Manuel es nuestro hijo desde el corazón. Dios nos lo envió».
Desde su llegada a su hogar definitivo, Manuelha sido recibido con amor no solo por sus padres, sino por una red familiar extendida que lo espera con entusiasmo. «Ahora nuestra vida gira en torno a él. Todo ha cambiado, y para bien», relataron.
«Tendrá acceso a salud, alimentación, afecto y educación de calidad. Tendrá abuelos, tíos, primos. Pero sobre todo, tendrá amor», afirmaron.
La ruta de la adopción en Colombia
El Bienestar Familiar recuerda que existen dos tipos de adopción: determinada, cuando se conoce de antemano el nombre del niño (como en los casos de hijos de cónyuges o parientes);e indeterminada, que es el proceso más común, cuando la familia no conoce al menor de edadpreviamente. En ambos casos, los interesados deben acercarse a un centro zonal del Bienestar Familiar o iniciar su proceso a través de la plataforma virtual ADA, en la que recibirán orientación y acompañamiento.
La preparación tiene una duración aproximada de nueve meses, similar a la de una gestación biológica. A veces, por razones administrativas, puede extenderse hasta un año. Una vez obtenida la idoneidad, las familias entran en una lista de espera para recibir a un menor de edad en adopción.
Un llamado a la consciencia y el amor
«Invitamos a todas las familias que lo estén considerando a que se animen. Hay muchos niños y niñas esperando una oportunidad para crecer en un hogar lleno de afecto y cuidado», señaló Ana Emperatriz Guerrero, defensora de familia y secretaria del Comité de Adopciones.
La historia de Manuel es una entre miles, peronos recuerda la importancia de proteger a la niñez más allá de los discursos. Adoptar, en Colombia, es también un acto de justicia social.
Y para Manuel esta no fue una simple adopción:renació con el amor, la paciencia y una familia.Renació desde el milagro más terco de todos: el de una segunda oportunidad.