Bienestar Familiar reafirma su compromiso con la seguridad alimentaria de la niñez en Colombia
Bogotá, D. C.
Jueves 22 de Mayo de 2025 - 07:20 PM

Con el propósito de visibilizar los avances y desafíos en materia de seguridad alimentaria en Colombia, el Bienestar Familiar participó en el evento de presentación de los resultados del indicador 2 del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) «Hambre Cero», organizado por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Los resultados se basan en la Escala de Experiencia de Inseguridad Alimentaria (FIES), aplicada en la Encuesta Nacional de Calidad de Vida (ECV) para el periodo 2022–2024.
En representación del instituto participaron el director del Sistema Nacional de Bienestar Familiar, Julián Moreno y el director de Nutrición, Salvador Rincón Santos, quien compartió la visión institucional frente a los desafíos del hambre y la garantía del derecho a la alimentación.
«Desde el Bienestar Familiar estamos transformando la atención nutricional dirigida a niñas, niños y mujeres gestantes. A través de nuestra operación pública directa y con alimentos de alto valor nutricional producidos en Colombia (como la Bienestarina con chontaduro, yuca o sacha inchi)estamos disminuyendo la dependencia de insumos importados, fortaleciendo las capacidades locales y adaptando nuestras minutas alimentarias a las particularidades de cada territorio. Esta estrategia no solo mejora la calidad de la alimentación, sino que también impulsa las economías regionales», afirmó el director Rincón.
«Nuestro compromiso también se refleja en la contribución al Plan de Desaceleración de la Mortalidad por Desnutrición 2022–2026, que desarrollamos en articulación con el Ministerio de Salud para prevenir y atender de manera oportuna los casos más críticos, con base en los datos del Instituto Nacional de Salud», agregó.
Gracias a estos esfuerzos, en Colombia la tasa de mortalidad por desnutrición en niñas y niños menores de cinco años ha registrado una disminución del 42,86 % en los últimos años, al pasar de 10,78 en 2022 a 6,16 muertes por cada 100.000 menores de cinco años en 2024.
«El cambio real que está teniendo el instituto se refleja en la forma en que interpretamos y actuamos frente al ejercicio de la soberanía y la seguridad alimentaria en el país. El impacto de nuestra presencia se traduce en cifras que representan vidas. En La Guajira, la mortalidad por desnutrición se ha reducido en un 29 %; en Chocó, en un 24 %; en Vichada, en un 40 %; y en Cesar, en un 48 %. Estas cifras no son solo estadísticas, son niñas y niños que hoy tienen una oportunidad de crecer y desarrollarse plenamente», concluyó.
Durante el evento, la directora del DANE, Piedad Urdinola, destacó que los datos presentados evidencian los grandes retos estructurales que enfrenta la sociedad frente al hambre.
«La producción alimentaria es posible y puede alimentar a los más de 8.000 millones de habitantes del planeta. Son otras las condiciones las que impiden que esto se lleve a cabo: la comercialización, la distribución, los problemas políticos y, como lo mencionaba hace un momento, el reto del siglo XXI conocido como el cambio climático», afirmó. Urdinola reiteró el valor de la medición estadística para visibilizar las barreras que impiden el acceso a una alimentación adecuada.
Por su parte, Agustín Zimmerman, representante de la FAO en Colombia, enfatizó en la urgencia de convertir los datos en decisiones transformadoras. Señaló que Colombia, con un índice de inseguridad alimentaria del 25 %, se ubica por debajo del promedio regional (28 %) y registra tres años consecutivos de disminución.
«América Latina es quizás la única región del mundo con posibilidades reales de alcanzar la meta del ODS 2 y erradicar el hambre para 2030. Pero para lograrlo es necesario acelerar los cambios y transformar los sistemas agroalimentarios. Precisamente, los datos son herramientas fundamentales: una cifra bien interpretada puede ser el punto de partida para una solución concreta», afirmó.
Con esta participación, el ICBF reafirma su compromiso con el cumplimiento de la Agenda 2030 y con el fortalecimiento de estrategias articuladas que garanticen el derecho a una alimentación sana, suficiente y culturalmente adecuada para niñas, niños y adolescentes en todo el territorio nacional.
«Desde el Bienestar Familiar estamos transformando la atención nutricional dirigida a niñas, niños y mujeres gestantes. A través de nuestra operación pública directa y con alimentos de alto valor nutricional producidos en Colombia (como la Bienestarina con chontaduro, yuca o sacha inchi)estamos disminuyendo la dependencia de insumos importados, fortaleciendo las capacidades locales y adaptando nuestras minutas alimentarias a las particularidades de cada territorio. Esta estrategia no solo mejora la calidad de la alimentación, sino que también impulsa las economías regionales», afirmó el director Rincón.
«Nuestro compromiso también se refleja en la contribución al Plan de Desaceleración de la Mortalidad por Desnutrición 2022–2026, que desarrollamos en articulación con el Ministerio de Salud para prevenir y atender de manera oportuna los casos más críticos, con base en los datos del Instituto Nacional de Salud», agregó.
Gracias a estos esfuerzos, en Colombia la tasa de mortalidad por desnutrición en niñas y niños menores de cinco años ha registrado una disminución del 42,86 % en los últimos años, al pasar de 10,78 en 2022 a 6,16 muertes por cada 100.000 menores de cinco años en 2024.
«El cambio real que está teniendo el instituto se refleja en la forma en que interpretamos y actuamos frente al ejercicio de la soberanía y la seguridad alimentaria en el país. El impacto de nuestra presencia se traduce en cifras que representan vidas. En La Guajira, la mortalidad por desnutrición se ha reducido en un 29 %; en Chocó, en un 24 %; en Vichada, en un 40 %; y en Cesar, en un 48 %. Estas cifras no son solo estadísticas, son niñas y niños que hoy tienen una oportunidad de crecer y desarrollarse plenamente», concluyó.
Durante el evento, la directora del DANE, Piedad Urdinola, destacó que los datos presentados evidencian los grandes retos estructurales que enfrenta la sociedad frente al hambre.
«La producción alimentaria es posible y puede alimentar a los más de 8.000 millones de habitantes del planeta. Son otras las condiciones las que impiden que esto se lleve a cabo: la comercialización, la distribución, los problemas políticos y, como lo mencionaba hace un momento, el reto del siglo XXI conocido como el cambio climático», afirmó. Urdinola reiteró el valor de la medición estadística para visibilizar las barreras que impiden el acceso a una alimentación adecuada.
Por su parte, Agustín Zimmerman, representante de la FAO en Colombia, enfatizó en la urgencia de convertir los datos en decisiones transformadoras. Señaló que Colombia, con un índice de inseguridad alimentaria del 25 %, se ubica por debajo del promedio regional (28 %) y registra tres años consecutivos de disminución.
«América Latina es quizás la única región del mundo con posibilidades reales de alcanzar la meta del ODS 2 y erradicar el hambre para 2030. Pero para lograrlo es necesario acelerar los cambios y transformar los sistemas agroalimentarios. Precisamente, los datos son herramientas fundamentales: una cifra bien interpretada puede ser el punto de partida para una solución concreta», afirmó.
Con esta participación, el ICBF reafirma su compromiso con el cumplimiento de la Agenda 2030 y con el fortalecimiento de estrategias articuladas que garanticen el derecho a una alimentación sana, suficiente y culturalmente adecuada para niñas, niños y adolescentes en todo el territorio nacional.