12 - 18 años
Consejos para hablar del consumo de alcohol con los adolescentes y prevenir el consumo
Más allá de la prohibición, madres, padres y cuidadores deben generar un ambiente de confianza y diálogo abierto y transparente con los adolescentes.
Prevenir los riesgos asociados al consumo de alcohol en la infancia y la adolescencia exige no solo el compromiso de madres, padres y cuidadores de no fomentar el consumo en los hogares sino también de generar un diálogo y un clima de confianza alrededor del tema. Gina Paola Díaz Lemus, trabajadora social, referente nacional en prevención del consumo de sustancias psicoactivas de la Dirección de Niñez y Adolescencia del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar presenta algunas recomendaciones:
 
-Dialoga con las niñas, los niños y los adolescentes sobre el consumo de alcohol de forma abierta y transparente. Recuerda que, si el tema es tratado como un tabú en el hogar o como algo que “es cosa de adultos”, lo más seguro es que ellos exploren el tema por su cuenta, con sus pares u otras personas.
 
-Procura dar información desde la pedagogía y la realidad y no desde la intimidación y la prohibición. Explica los riesgos que genera el consumo de alcohol y aprovecha las situaciones cotidianas, como las noticias asociadas al consumo de alcohol, para explicarles a las niñas, niños y adolescentes por qué esta es una de las sustancias que más afecta los indicadores de seguridad y convivencia en el país, a pesar de que su consumo sea muy común.
 
- Cuéntale a las niñas, niños y adolescentes, de forma clara y concreta, cuáles son los efectos del consumo de alcohol en la infancia y la adolescencia y por qué es mejor postergarlo hasta después de los 18 años.
 

“Si descubres a tus hijos consumiendo alcohol es importante que identifiques qué tipo de consumo tiene el menor de edad. Si es la primera vez que lo hace o ya lo ha hecho antes. También hay que intentar conocer la motivación, el por qué lo hace. Una cosa es la curiosidad y otra muy distinta es la presión de los amigos o las dificultades emocionales”


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-Si tu hija o hijo tiene curiosidad por saber qué se siente al ingerir bebidas embriagantes, infórmate y explícale cuáles son los efectos que genera en el cuerpo y en la mente y por qué, debido a que su organismo aún está en desarrollo, es mejor que espere hasta que cumpla la mayoría de edad. En lugar de prohibir, hazle comprender de manera propositiva que no es el momento para iniciar el consumo.
-Plantea alternativas que le permitan experimentar a la niña, el niño o el adolescente una sensación de felicidad o euforia similar al que, inicialmente, generan las bebidas alcohólicas. Incentiva la exploración de sus habilidades en la música, el arte y los deportes. “Puedes preguntarle: ¿Te sientes feliz haciendo esto? Y explicarle que se puede compartir, socializar, relajarse y celebrar sin el consumo de alcohol, y sin los riesgos y afectaciones a la salud que este conlleva”, apunta la profesional del ICBF, Gina Díaz.
 
-Fortalece tus vínculos parentales y genera un clima de confianza alrededor del tema. Hazle saber a tus hijas e hijos que cuentan contigo siempre y que estás ahí para ellos sin importar la circunstancia. Así, en el momento en que alguien les ofrezca licor y quizá, ellos lo prueben, lo más seguro es que te cuenten y puedas orientarlos para que continúen con su proyecto de vida. “Quienes empiezan a tener consumos problemáticos son esos niños y adolescentes que tienen fragmentada su relación familiar- señala Díaz -Hoy por hoy, los adolescentes están encontrando alivio en las sustancias psicoactivas. Eso significa que nosotros como familia y sociedad no les estamos brindando las herramientas necesarias ni el apoyo emocional que requieren para superar sus dolores, para manejar sus frustraciones, para afrontar tantas situaciones complejas y legítimas que viven, debido a su desarrollo biológico y su cotidianidad. Es necesario darle importancia a lo que viven y sienten los adolescentes y jóvenes”, explica la profesional del ICBF.
 
-Aprovecha el poder del ejemplo. De nada sirven las palabras si los actos de los adultos no son coherentes y no se convierten en modelos a seguir. Por eso, procura tener unas pautas de consumo responsable. Aquí la clave está en que los niños y los adolescentes aprendan de sus padres y cuidadores que es posible beber licor sin llegar a excesos, sin perder la conciencia, sin ponerse agresivos y sin cometer conductas irresponsables, como, por ejemplo, conducir un vehículo bajo los efectos del alcohol.
 

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- Evita hacer comentarios o chistes en presencia de niñas, niños y adolescentes que inciten al consumo de alcohol o que reafirmen valoraciones positivas alrededor de este.
 
-Si el adolescente ya está asistiendo a fiestas de sus pares como, por ejemplo, celebraciones de 15 años y grados, genera acuerdos alrededor de su comportamiento especialmente, frente al consumo de alcohol. Sé firme y no cedas respecto a la edad legal de consumo y, en lo posible, genera también acuerdos con los padres anfitriones de dichas celebraciones para que no se ofrezcan bebidas alcohólicas a menores de edad.
 
 



¿Qué hago si presumo que mi hija o hijo está consumiendo alcohol?
 
El primer paso es iniciar el diálogo sin regaños, señalamientos, reproches ni amenazas. Aquí lo que se busca es orientar a la niña, el niño o el adolescente y demostrarle que sus padres y cuidadores están dispuestos a brindarle acompañamiento y apoyo. “Es importante conocer qué tipo de consumo tiene el menor de edad.  Si es la primera vez o lo ha hecho un par de veces (no más de 5) esto podría ser catalogado como un consumo experimental. Así mismo, hay que intentar conocer la motivación, el por qué lo hace. Una cosa es la curiosidad y otra muy distinta es la presión de los amigos o las dificultades emocionales. Esto puede revelar, incluso, conflictos al interior de la familia por lo que habrá que tomar acciones y generar cohesión”, aconseja la funcionaria del ICBF.
Esta información permitirá a madres, padres y cuidadores actuar de forma más efectiva, ayudándoles a buscar alternativas o buscando acompañamiento profesional, dependiendo del caso. La clave aquí está en brindar apoyo y no en castigar.