Marzo 4, 2020
¿Por qué ofrecerle licor a un niño o adolescente es tan grave como el maltrato físico?
Conoce los efectos negativos que genera el alcohol en el desarrollo biológico, psicológico y emocional de niños y adolescentes.
Ofrecerle un trago de licor a un niño o a un adolescente, dejarle probar “un poquito” o pensar que “ya está grandecito para tomar” son algunas de las actitudes erróneas que asumen algunos padres, madres y cuidadores quienes, a simple vista, las ven como inofensivas e, incluso, graciosas, cuando, en realidad, se trata de hechos que atentan contra el bienestar de las niñas, los niños y los adolescentes. “Ofrecerle licor a un menor de edad, además de ser ilegal, es un acto que constituye una vulneración tan grave como el maltrato físico. El alcohol genera consecuencias negativas a nivel biológico, psicológico y emocional. Por lo tanto, es una forma de ejercer violencia hacia los niños y los adolescentes y una vulneración a sus derechos”, explica Gina Paola Díaz Lemus, trabajadora social, referente nacional en prevención del consumo de sustancias psicoactivas de la Dirección de Niñez y Adolescencia del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. De acuerdo con la profesional, el problema radica en que “muchos padres no creen que ofrecerles alcohol a sus hijos sea grave y resulta que sí”. Basta con revisar la evidencia científica para conocer los profundos riesgos que genera el consumo de alcohol a temprana edad y comprender por qué constituye una vulneración a los derechos de las niñas, niños y adolescentes. |
Daños a nivel cerebral y bajo rendimiento escolar Diversas investigaciones han concluido que, debido a que el cerebro solo alcanza su máximo desarrollo hacia los 21 años de edad, el consumo de alcohol a temprana edad afecta el progreso madurativo de este órgano. En este sentido el efecto que generan las bebidas alcohólicas produce deficiencias en la formación de la corteza cerebral, las conexiones con los lóbulos parietales y la comunicación entre ambos hemisferios cerebrales. Por lo tanto “el efecto se verá en procesos como la memoria, las habilidades de pensamiento y planeación, la toma de decisiones, la resolución de problemas o cualquier otra de las funciones ejecutivas que son realizadas por la corteza prefrontal o el hipocampo y que, según los estudios de neuro imágenes, son zonas del cerebro que muestran diferencias significativas entre los adolescentes consumidores de alcohol y los que no lo hacen”, explica Claudia Gutiérrez, magíster en Psicología Clínica de la Universidad El Bosque. Lo anterior, dicen los neuropsicólogos, produce bajo rendimiento escolar ya que el aprendizaje se torna más lento debido a las deficiencias en los procesos de atención y a la afectación de las habilidades de memoria y pensamiento que genera el consumo de alcohol en la infancia y la adolescencia. Mayor riesgo de dependencia De acuerdo con un estudio de la Corporación Nuevos Rumbos que analiza el consumo de alcohol en menores de 18 años en Colombia[1], los niños que empiezan a tomar licor antes de los 14 años de edad tienen hasta 10 veces mayor probabilidad de desarrollar consumos problemáticos y dependencia o adicciones al llegar a la adultez, así como mayor posibilidad de consumir otras sustancias psicoactivas, que aquellos que empiezan a tomar después de los 18 años.
Deterioro de funciones vitales Según la doctora Gutiérrez, la ingesta de bebidas alcohólicas durante la fase de crecimiento afecta el desarrollo normal de los órganos. “La pubertad es un período asociado con cambios hormonales importantes para la madurez sexual del ser humano como la testosterona y estrógeno los que, a su vez, se relacionan con la producción de hormonas de crecimiento que permiten el desarrollo de órganos, músculos y huesos. Está demostrado que el consumo de licor afecta estás funciones e incluso, provoca efectos severos en el funcionamiento de órganos como el hígado que se encarga de regular las funciones metabólicas y la eliminación de toxinas”, señala la psicóloga clínica. Incremento de vulnerabilidad ante riesgos En algunos casos, los adolescentes que consumen licor son más vulnerables o están más expuestos a riesgos como las relaciones sexuales no consentidas o sin protección, lo que conlleva a embarazos no deseados e infecciones de transmisión sexual. En otros casos, el consumo de bebidas embriagantes los hace más susceptibles a ser víctimas de robos, golpes o accidentes. Afectaciones a nivel emocional y psicológico En términos de salud mental y emocional, diversos estudios han concluido que el consumo de alcohol a temprana edad incrementa el riesgo de que las niñas, niños y adolescentes exacerben o desencadenen trastornos psicológicos como conductas oposicionistas y desafiantes, agresividad, depresión e, incluso, riesgo de suicidio. Esto se explica en parte porque, como lo explica Gina Díaz, del ICBF, “el alcohol es un depresor del sistema nervioso central. Esto quiere decir que, una vez pasa su efecto, se genera un bajonazo emocional que, en los adolescentes, por estar en una etapa de cambios hormonales significativos, tiene un efecto mucho mayor y más intenso”, señala la funcionaria. Las secuelas que genera el consumo de alcohol en el desarrollo físico, cognitivo y emocional de las niñas, niños y adolescentes plantean la necesidad de pensarlo dos veces antes de ofrecerles, aunque sea un solo trago de licor. Ahora que conoces los riesgos, ¿dejarías que un menor de edad de tu familia o de tu círculo social ingiera licor? |