6 - 12 años
Prevención de la violencia sexual: ¿cómo abordarlo con niñas y niños?
“Las niñas y los niños, desde muy temprana edad, pueden estar expuestos a tocamientos, besos o caricias inadecuadas que constituyen diferentes formas de violencia sexual. Tenemos que erradicar el imaginario en el que pensamos que una agresión sexual es únicamente penetración”.
Desde los primeros años de vida es fundamental abordar la sexualidad con el fin de reducir riesgos de violencia sexual. Aquí algunas pautas para hablar del tema con tus hijos.

De enero a octubre de 2019, el ICBF abrió 11.900 Procesos Administrativos de Restablecimiento de Derechos (PARD), un promedio de 39 casos diarios, para restablecer los derechos de niñas, niños y adolescentes víctimas de violencia sexual.
 
Los datos demuestran que no solo es necesario sino, además, urgente, que madres, padres y cuidadores empiecen a desarrollar acciones de prevención de violencia sexual en sus hogares, de manera que inculquen en niñas, niños y adolescentes el respeto por sus cuerpos y su intimidad para lograr que ellos aprendan a detectar aquellas situaciones que los vulneran y los ponen en riesgo, acudiendo a un adulto protector ante la mínima sospecha.
 
Para empezar y de acuerdo con Lina María Herrera, referente técnica nacional en promoción de derechos sexuales y reproductivos del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), hay dos errores sobre la educación sexual en casa que las familias deben superar: el primero, esperar hasta que la niña o el niño llegue a la adolescencia y existan sospechas de que ya inició sus relaciones sexuales para empezar a hablar del tema y el segundo, creer que la violencia sexual tan solo hace referencia al acceso carnal. “Las niñas y los niños, desde muy temprana edad, pueden estar expuestos a tocamientos, besos o caricias inadecuadas que constituyen diferentes formas de violencia sexual. Tenemos que erradicar el imaginario en el que pensamos que una agresión sexual es únicamente penetración”, advierte Herrera.
 


En las diferentes formas de violencia sexual que no involucran una penetración, y a las que se refiere la profesional del ICBF, está el hecho de exponer a niñas, niños y adolescentes a ver pornografía, a ver personas adultas masturbándose, a obligarlos a tocar las partes íntimas de un adulto o a dejar que el adulto toque sus partes íntimas, a escuchar un lenguaje con contenido sexual que los hace sentir incómodos y a cualquier tocamiento, caricia o beso inadecuado. “Hay que recordar que, en Colombia, todo acto sexual con menores de 14 años se constituye como violencia sexual y está tipificado como delito en el código penal”, aclara Herrera.
Ante este panorama, las familias juegan un rol determinante a la hora de crear entornos protectores para reducir el riesgo de que sus hijas e hijos sean víctimas de violencia sexual en cualquiera de sus formas. Lo primordial, según Darly Peña Romero, psicóloga y coordinadora regional del programa para jóvenes de Profamilia, es empezar a hablar de sexualidad con las niñas y los niños en casa, y desde muy temprana edad con el fin de promover comportamientos de autocuidado.
 
¿Cómo abordar el tema?
La pregunta es recurrente en muchos hogares. Tocar temas relacionados con la sexualidad o enfrentarse a las inquietudes naturales de las niñas y niños es, quizá, uno de los mayores temores de madres, padres y cuidadores que desconocen cómo iniciar la conversación, especialmente con los más pequeños.  Sin embargo, las expertas coinciden en que este proceso debe darse de manera natural teniendo en cuenta las siguientes algunas recomendaciones:
 
  1. Hablemos de las partes del cuerpo por su nombre
Nada de ‘pipí’, ‘cosita’, ‘pirulito’, ‘florecita’ o cualquier otro apodo con el que se suele llamar a las partes íntimas del cuerpo. Desde sus primeros años de vida, los niños deben aprender a reconocer sus órganos genitales y a referirse a ellos por su nombre correcto: pene en el caso de los hombres y vagina, en el caso de las mujeres. Cambiar las denominaciones reales de las partes íntimas confunde a las niñas y niños.
 
  1. Íntimo Vs. Público
Una vez, las niñas y niños han aprendido a identificar las partes de su cuerpo, tal y como se denominan biológicamente, podemos entrar a enseñarles cuáles pueden ser tocadas por otras personas (el pelo, las manos, los hombros, las mejillas, por ejemplo) y cuáles no. Este, según las expertas, es el momento ideal para enseñar el concepto de privacidad. “Las niñas y niños deben comprender, desde temprana edad, que sus genitales son partes del cuerpo íntimas, que nadie puede tocar y que ellos tampoco pueden tocar las de los demás, puesto que son privadas y hay que respetarlas” señala la doctora Herrera.
 
Ahora bien, las niñas y los niños deben tener claro que solo algunas personas, en determinadas situaciones, podrían tocar sus partes íntimas. Estas personas podrían ser sus padres o cuidadores al momento de bañarlos o de limpiarlos cuando están aprendiendo a ir al baño, o el médico pediatra si es necesario examinar el estado de salud de esa zona y siempre con el acompañamiento de los padres. “Siempre que los padres o cuidadores toquen las partes íntimas de los niños deben decirles lo que va a suceder mediante expresiones como ‘te voy a limpiar’, ‘te voy a ayudar a bañarte bien’, ‘el doctor te va a examinar y yo voy a estar contigo’. Esto les permite tener claridad sobre las circunstancias en las que un adulto podría tocarlos”, aconseja Herrera.
 
  1. Enséñales a decir NO
Desde temprana edad, las niñas y los niños deben aprender a identificar y a diferenciar las caricias positivas de las negativas y, así mismo, a decir “no” cuando algo les desagrada, con el fin de afianzar su autoestima y autocuidado. “Podemos explicarles que hay muestras de afecto como los abrazos y los besos en las mejillas que nos hacen sentir bien y que hay caricias que nos hacen sentir miedo, incomodidad, angustia o malestar. Esas son las caricias negativas y los niños deben aprender a expresar abiertamente que no les gustan y a contarles a sus padres”, afirma la psicóloga de Profamilia, Darly Peña.
 

"Desde temprana edad, las niñas y los niños deben aprender a identificar y a diferenciar las caricias positivas de las negativas y, así mismo, a decir “no” cuando algo les desagrada, con el fin de afianzar su autoestima y autocuidado".

Contenido Complementario
  1. Evita darles besos en la boca
Si bien en algunas familias suele ser completamente normal que los padres, los hermanos mayores, los tíos y los abuelos les den besos en la boca a las niñas y los niños, lo ideal es evitar esta práctica no solo por el riesgo de contagio de infecciones y enfermedades gastrointestinales o respiratorias que se transmiten por la saliva, como lo establecen algunas investigaciones científicas, sino porque las niñas y niños deben comprender que estas muestras de afecto solo ocurren con personas que tienen una relación sentimental, como es el caso de los noviazgos y matrimonios.
 
Por lo tanto, normalizar los besos en la boca como una muestra de afecto que pueden recibir de cualquier persona, confunde a niñas y niños y los expone a situaciones de violencia. “Los besos se pueden dar en la mejilla o en la frente”, aconseja Lina María Herrera, del ICBF, quien, además, advierte que es fundamental no obligar a niñas y niños a besar a otras personas si no lo desean.
 
  1. Secretos buenos y malos
Otro aspecto clave para prevenir la violencia sexual es enseñarles a niñas y niños que hay secretos buenos y secretos malos. “Podemos explicarles que los buenos son aquellos que se acaban y tienen como objetivo sorprender a alguien y hacerlo feliz como, por ejemplo, preparar una fiesta sorpresa para celebrar el cumpleaños de la abuelita sin que ella se entere. Por lo tanto, el secreto se termina cuando ocurre la celebración. En cambio, los secretos malos nunca acaban, generan miedo, no hacen feliz a nadie y por lo general están condicionados: si tú cuentas, ya no te traigo más dulces o si tú dices algo, todos se van a poner bravos contigo”, ilustra la funcionaria del ICBF.
 
  1. Responde a sus preguntas
Es natural, sano y completamente normal que las niñas y niños pregunten cosas relacionadas con la sexualidad como las diferencias existentes en los órganos genitales de niñas y niños, cómo nacen los bebés, de dónde vienen y otras tantas inquietudes que les surgen producto de su curiosidad. Se trata de preguntas que deben ser respondidas con absoluta naturalidad por parte de los adultos.
 
Para lograrlo, el primer paso será validar positivamente su pregunta e inmediatamente indagar de forma amorosa el origen de la inquietud y el nivel de conocimiento que el niño tiene del tema mediante expresiones, como: “¡Qué pregunta tan interesante! “¿Dónde escuchaste eso o por qué lo estás preguntando?”.
 
Una vez identifiques qué es exactamente lo que está preguntando y por qué lo quiere saber, puedes darle una respuesta adaptada a su edad sin entregar más información a la que está pidiendo y sin recurrir a imprecisiones. Así, si la pregunta es: ¿de dónde vienen los niños?, es posible responder que se forman en la barriga de la mamá durante 9 meses y luego nacen. No hay necesidad de entrar en detalles ni tampoco se debe hablar de fábulas como la cigüeña o la abeja que se posa en la flor, etc.
 
Frente a las preguntas más complejas o que la madre, el padre o el cuidador no sepa cómo responder, lo aconsejable es decir frases como: “¡Qué pregunta tan interesante!, ¿sabes? Eso no lo sé”, pero déjame busco la respuesta y te cuento”. Esta estrategia da tiempo para pensar una respuesta acertada o para buscar la orientación de un profesional. Lo importante es no dejar ninguna inquietud sin respuesta porque las niñas y los niños seguirán buscando información, probablemente, en fuentes no adecuadas.
 
“En cualquier caso es esencial no condenar las preguntas de los niños. Por ningún motivo hay que decirles que eso no se pregunta, que está muy pequeño para preguntar eso o que es un tema de adultos”, advierte Herrera. Tampoco es conveniente que las niñas y los niños noten disgusto, preocupación o nerviosismo en el adulto pues comprenderán que preguntaron algo malo y perderán confianza y seguridad para abordar el tema. Este tipo de actitudes contribuye a alimentar el silencio de niñas y niños cuando son violentados.
 
 
 
 
  1. Enséñales el concepto del mal
Aprovecha el valor pedagógico de los villanos presentes en los cuentos, los dibujos animados y las películas infantiles para educar intencionalmente a niñas y niños, y reflexionar sobre la maldad y sobre cómo, independientemente de lo cercanas, amigables y amorosas que puedan parecer algunas personas, inclusive aquellas que pertenecen a la familia, a veces, tienden a ganarse nuestra confianza o se valen de engaños y amenazas para hacernos daño.
 
  1. Créeles…, ¡siempre! 
Permite que niñas y niños expresen sus ideas, emociones y pensamientos. Escúchalos sin interrumpirlos, créeles y valida sus sentimientos. La evidencia ha demostrado que, en circunstancias de violencia sexual contra niñas y niños, ellos no mienten. Sin embargo, necesitan percibir apoyo de sus madres, padres y cuidadores para contar lo que les ocurre con seguridad.
 
De igual forma, para que niñas y niños se refugien en sus padres en momentos difíciles o cuando enfrentan problemas o tienen temores, es necesario construir desde sus primeros años de vida relaciones basadas en la confianza para que comprendan que, sin importar la circunstancia, el miedo o la vergüenza que una situación les produzca, cuentan con una persona que los ama, los protege y los apoya.